Fábrica y distribuidora de bebidas
40 años hace de la gesta y unión de 5 pequeños embotelladores
Dicen que la unión hace la fuerza y eso debieron pensar cinco humildes trabajadores de Campo de Criptana, que allá por los años 70 llevaban tiempo dedicándose a la fabricación y reparto de bebidas y hielo con sus pequeñas embotelladoras. Cada uno iba hasta entonces por su lado y con su marca registrada, pero el espíritu de unificar esfuerzos, las ganas de emprender un proyecto común y, en definitiva, la idea de ser más eficaces llevaron a estos cinco valientes y experimentados fabricantes a juntarse y dialogar hasta que en 1977 nació una empresa común denominada La Criptanense dedicada a la fabricación y reparto de hielo, refrescos y sifones.
Aquellos cinco pioneros eran los primos José Agudo Olmedo, con su marca Hijos de Julio Agudo; y José Agudo Quintanar, de la Virgen de Criptana. También estaban Ángel Carmona, de La Manchega; Ramón Medina, de Oso Blanco, y Andrés Carramolino, pequeño repartidor sin marca. Todos ellos, algunos hoy día jubilados, otros fallecidos, fundaron La Criptanense bajo la denominación social FAES (Fabricantes Autónomos de Espumosos) con forma jurídica de comunidad de bienes mediante la cual cada socio fundador aportó maquinaria, envases, enseres, vehículos, personal de cada fábrica (dos por cada una) y el dinero suficiente para salir adelante con un ambicioso y gran proyecto empresarial “donde pudiésemos trabajar todo el mundo”, apostilla Francisco Carmona, hijo de Ángel Carmona.
El arranque de La Criptanense no fue fácil, una maquinaria inadecuada y escasez de medios tecnológicos y económicos dificultaron la fabricación inicial, aunque a los pocos años se instalaron máquinas más eficientes y eficaces lo que atrajo un aumento de la demanda por parte de los vecinos de Campo de Criptana. Eran años de bonanza en los que se llegaban a fabricar 1.500 gaseosas y 1.000 sifones diarios. Eran los tiempos del envase retornable y de lafabricación en cristal repartido en casas, tiendas y establecimientos. Este ‘puerta a puerta’ ha caracterizado desde el principio a esta empresa que ya celebra su 40 aniversario.
Esta fábrica, ubicada en el número 7 de la calle Zorrilla, producía gaseosas, sifones, refrescos con gas y sin gas, zumos y otros productos dentro de lo que se cataloga como refrescos, además de hielo. Eran buenos tiempos en los que los vecinos esperaban al vehículo de reparto de gaseosas La Criptanense, en verano los repartidores tenían que ir cuatro o cinco veces a la fábrica porque se vendía todo el género.
En los años 90, algunos clientes ya solicitaban envasado no retornable por lo que La Criptanense adquiere maquinaria para llenar PET o envases de plástico. En 1995 cambia su forma jurídica y denominación social pasando a ser La Criptanense Sociedad Limitada. Es entonces cuando se enfrentan a otra dificultad, el descenso de la venta ante la llegada de una gran competencia: las grandes superficies, que vendían el producto final al mismo precio que le costaba a La Criptanense los envases o la producción, “las grandes superficies nos comían y la Comunidad Económica Europea nos exigía una serie de normas y, por tanto, de inversión a la que no podíamos hacer frente, por lo que dejamos de fabricar gaseosas”, argumenta Francisco.
Ante esa tesitura, la fábrica criptanense decide dedicarse exclusivamente a la distribución manteniendo solamente la fabricación de sifones (en la actualidad produce 200 sifones retornables) y aumentando la variedad de referencias en el sector de la alimentación tales como aguas, cervezas, lácteos (leche, batidos…), zumos, bebidas carbonatadas, hielo, vinos, etcétera. Este nuevo giro empresarial, con un abanico más amplio en la oferta de productos y servicios se refleja en precios más competentes lo que fija a la clientela fiel y atrae a nuevos clientes consolidando la confianza en La Criptanense y ampliando el mapa del abastecimiento a Campo de Criptana y localidades colindantes hasta abarcar una zona de 50 kilómetros a la redonda.
Será en 2001 cuando amplíen las instalaciones en el mismo lugar con una gran nave de almacenaje para dar cabida a la gran variedad de productos, aumentando también la flota de vehículos y carretillas elevadoras que rentabilizaran el almacenamiento de productos. Además ya no solo ofrecen el servicio puerta a puerta sino que acuden a empresas, eventos y fiestas, “en bodas les llevamos los productos y las cámaras al banquete y pagan lo que consumen, no se tienen que preocupar por nada”, indica el heredero de Ángel Carmona.
La filosofía mantenida desde la fundación, calidad en el producto, en el servicio y el trato humano con el cliente, ha llevado a La Criptanense a evolucionar y mantenerse durante todos estos años, gracias al tesón y la dedicación de aquellos primeros fabricantes y a la de sus herederos hoy día. Actualmente trabajan cinco herederos de aquellos primeros fundadores y otros 5 son trabajadores.
Texto: O. Carretero/La Criptanense
Fotos: La Criptanense