Julia comanda esta gran iniciativa social, donde su entidad no pide nada y ofrece mucho: Jaén solidario llega a las familias donde otros no llegan, sin perder un ápice en cuanto a trato humano y sensibilidad se refiere. No se olvida, en ningún momento, la particular discreción con la que se comunican con las personas más necesitadas, dignificando la ayuda familiar. Jaén solidario no es sólo una cara o una marca, desde el último voluntario hasta el equipo directivo tienen el mismo protagonismo, ya que cada cual tiene su función.

“Queremos dignificar al máximo la ayuda a los demás”

Pregunta.- Comencemos por la trayectoria e inicios de Jaén Solidario.
Respuesta.- Nuestra historia comienza en diciembre de 2012. Nacimos de la mano de la asociación de antiguos alumnos de Maristas, los cuales nos ayudaron muchísimo en nuestros comienzos. Luego, al año siguiente, en octubre de 2013, nos separamos y fundamos la asociación que hoy día presido, y aquí seguimos funcionando hasta la presente.

Vimos la necesidad de ayudar en lo máximo posible a la sociedad jienense, pues el término de la crisis de 2008 todavía estaba ahí: la ciudad contaba con un numeroso colectivo afectado, que había tocado fondo y “estrujado” a sus familiares al máximo. Teníamos que hacer algo al respecto.

Muchas entidades ofrecían ayuda y alimentos, pero un bote de garbanzos, un kilo de arroz, un bote de tomate y algo más no da para mucho; ¿qué hacen estas familias el resto del mes? Nuestra respuesta fue completar esta ayuda alimentaria, por imperiosa necesidad, repartiendo más cantidad de alimentos y trabajando en la idea de implantar una “tarjeta solidaria”, entre otras iniciativas novedosas. Y salió bien.

P.- Al hilo de la tarjeta solidaria, ¿cómo funciona?
R.- Lo primero, hay que desmontar el mito de que las entidades bancarias son malas, pues son las mismas las que sufragan económicamente este apartado. Funcionamos con todos ellos: Caja Rural, Unicaja, Bankia, obra social de La Caixa… Hemos tenido la gran suerte de que dichas firmas vieran el proyecto de la tarjeta como algo útil, que realmente sirve a la sociedad, y por tanto, dentro de las posibilidades de cada banco, lo apoyan.

El funcionamiento de la tarjeta no puede ser más sencillo, pues el objetivo no es otro que dignificar al máximo la ayuda, ya que cuando el usuario va al súper a comprar alimentos nadie tiene porqué saber a quién pertenece dicha tarjeta; haces la lista de la compra en casa, vas a la tienda y adquieres los bienes esenciales, con total privacidad; así de simple.

El mero hecho de poder educar y alimentar a tus hijos como cada familia decida, sin tener que acudir a los comedores sociales, dignifica con creces la ayuda a los necesitados. Esa es nuestra lucha.

P.- Entendemos por ello una lucha detallosa, sin recelo y con esmero.
R.- Somos humanos, y algunas veces nos podemos enfadar o errar, como cualquier persona. Gracias a Dios somos un equipo que trabajamos codo con codo, ayudándonos entre todos, y si el día nos va mal y no podemos tratar a la gente de la manera que se merece, el resto de compañeros hacen la labor de los demás. Es la forma que tenemos de afrontar las vicisitudes.

P.- ¿Quién conforma el equipo humano?
R.- En la junta directiva estamos 8 personas, pero el espléndido equipo de voluntarios que “arriman el hombro” es uno de los pilares base de nuestra asociación. Entre unos pocos aquí y otros pocos allá realizamos nuestro proyecto; hay que ser conscientes de que hoy estamos bien, pero mañana la vida cambia y toca estar en el otro lado. Necesitamos más personal tanto en junta como en las distintas parcelas que abordamos, ya que las tareas, si se reparten un poco más, suponen menos carga.

Mi labor me da la vida, pero el día tiene 24 horas, y no puedo estar aquí todas ellas: tengo una casa, trabajo, familia, al igual que el resto de mis compañeros, y más ayuda significa llegar a más personas con menos trabajo individual.

Quiero citar también el excelente trabajo de Juan, el cocinero de nuestro catering, pues sin él nuestra ayuda estaría incompleta; es nuestra mano derecha en todos los sentidos, pues también coordina a los voluntarios que van allí, por ejemplo, a pelar patatas con alegría; ¿300 kilos de patatas para pelar? dicho y hecho.

P.- Una labor inestimable, que llega a muchos.
R.- Este proyecto de catering surgió a raíz de la solicitud de ayuda a las autoridades públicas, las cuales vieron con buenos ojos este apoyo al proyecto de tarjeta solidaria, pero a nivel publicitario gusta que haya 150 personas que se beneficien de comida, a precios razonables. La Junta de Andalucía financia esta labor, que sirve también para contratación de personal y fomento en cuanto a empleo. De hecho, cuando no hay dinero, estos trabajadores se quedan, ejerciendo su labor de manera desinteresada. Un 10 también para ellos.

P.- ¿La gente es solidaria en Jaén?
R.- Por supuesto, la sociedad en general es solidaria, hay más gente buena que mala, sin duda ninguna. Un ejemplo es el respaldo de sectores como ópticos, dentistas, fisioterapeutas, psicólogos, etc., que dedican parte de su tiempo para ayudar a nuestros usuarios, a coste cero: no todo son recogidas de alimentos, hay muchos frentes más, tan necesarios como la alimentación; lo que necesitamos es que nos conozcan más aún, para llegar a más hogares.

P.- ¿Cuántos usuarios atienden de media?
R.- En 2020 atendimos a casi 500 personas, muchas de ellas familias azotadas por la pandemia. También es cierto que a raíz del Covid-19 la gente es más solidaria, comprendiendo que somos personas que vivimos en sociedad, que necesitamos unos de otros.

P.- ¿Cómo ha cambiado el perfil de la persona necesitada?
R.- En los últimos tiempos mucho, pues la crisis y la pandemia cambia los esquemas.

El perfil medio que atendemos es una familia normalizada, pasando un gran bache, que hay que ayudar para que no caiga. Otro tipo de usuario son las amas de casa separadas, con hijos a su cargo y sin recursos; en este supuesto, el proyecto de la tarjeta solidaria viene genial, dado que esta familia hace vida normal en casa, sin tener que desplazarse a ningún comedor social. Perfectamente compatible para formarse de cara al mercado laboral, a la vez que tiene cubiertas las necesidades.

El estrecho trabajo con servicios sociales ayuda a valorar la necesidad real de cada familia. Aquí no hay colores políticos, sino ayuda para las personas.

P.- ¿Hace falta ser especialmente sensible para esta labor?
R.- Cada uno tiene un carácter distinto, más o menos sociable, pero lo importante es que quieras ayudar los demás: desde organizar estantes de comida hasta recoger alimentos, cualquier voluntario puede hacer una gran labor. Un voluntario tiene que tener ilusión, puesto que todos recibimos más que damos. Doy fe que incluso madres con niños pequeños y sin vehículo, ayudan en su asociación. Esto termina siendo una familia de personas para ayudar a otras: cuando los usuarios remontan, son agradecidos y ayudan en lo que pueden, por pura vocación. Seguimos en contacto con antiguos usuarios, para ver cómo les va la vida y llegamos a los mismos hasta donde ellos quieren que lleguemos.

P.- ¿El pudor frena para pedir ayuda?
R.- Cuesta mucho trabajo localizar a la gente necesitada, pues ese “pudor social” les frena para “llamar a la puerta”, pero una vez dentro, la atención y privacidad suplen con creces el trago amargo de pedir ayuda, sabiendo que cuentan con nosotros.

P.- Su trabajo llega al corazón… ¿cómo pinta el futuro cercano?
R.- Intentaremos mantenernos. La necesidad de ayudar siempre está presente; la vida cambia pero siempre hay baches en las familias. Ahí estaremos, en C/Muñoz Garnica, 12, bajo; en la sede del catering, Magdalena Baja, s/n; en el teléfono 615 927 481 o en jaensolidario@gmail.com.

Texto y fotos: Manuel Miró