Fiel a su tradición y acorde a los tiempos actuales, Ciudad Real se engalana cada mes de agosto para celebrar su Feria y fiestas en honor a su patrona, Nuestra Señora del Prado. Del 14 al 22, los ciudarrealeños y visitantes tendrán a su alcance cientos de actividades para todo tipo de público con el único afán del mero disfrute y la diversión entre familiares, amigos y vecinos de otras localidades de la provincia. El Ayuntamiento prepara un programa similar con algunos pequeños cambios, como los que piden algunos ciudadanos en el vermú o la portada del ferial; otros van más allá y piden un replanteamiento de la ‘Feria de día’.

Feria de Ciudad Real

Feria de Ciudad Real / Rueda Villaverde-La Tribuna

Ciudad Real ha hecho coincidirdesde que se recuerda su Feria y fiestas por las mismas fechas de agosto, no así en otras localidades importantes de la provincia como pueden ser Puertollano o Valdepeñas, con dos grandes festejos claramente diferenciados en el calendario. Sin embargo, en la capital no se entenderían las fiestas sin la feria o viceversa. Lógicamente, las fiestas de agosto de la capital han cambiado con el paso de los años, de ley es mejorar, pero ya algunos alzan la voz pidiendo cambios en profundidad. Alegan que nuestra feria se ha ido adaptando a los tiempos aunque ha ido perdiendo interés, añaden incluso la necesidad de un planteamiento global de la programación donde haya una continuidad de las actividades con mayor concurrencia y donde se impulse la ‘feria de día’ en atención a las demandas de la gente, a la vez que se diversifiquen los escenarios del vermú a otros enclaves como pueden ser los jardines del Prado o la calle Lanza, entre otros.

Ocio y disfrute

Pero por encima de todo está el merecido descanso de un año de trabajo y las ganas de disfrutar de unos días con los tuyos, en el baile del vermú, en la hípica, en la plaza de toros, en el recinto ferial o en las casetas. Cierto es que cada ciudadano disfruta de diferentes cosas, aunque todos a una sin excepciones, cualquiera sea su índole social o política, acompañan a la patrona de Ciudad Real, la Virgen del Prado, en sus procesiones del 15 de agosto, día de la Virgen propiamente dicho, y 22 de agosto, día de la Octava. Ya la bajada del camarín, la víspera de San Lorenzo, el 9 de agosto, es seguida por cientos de ciudadanos.

Son igualmente masivas otras actividades más lúdicas como el baile del vermú de la plaza Mayor, punto de encuentro para el tapeo del mediodía de jóvenes y menos jóvenes, donde se come, se bebe, se charla y también se bailan rumbas, pasodobles y lo que se tercie. Es el lugar por antonomasia de la ‘Feria de día’ y el favorito de muchos de los encuestados de nuestro ‘Termómetro’ porque, en su opinión, “hay buen ambiente, puedes disfrutar de tus amigos y divertirte” pero lo cierto es que también advierten que “hace demasiado calor”, “quitaría las cocinas del interior de la carpa”, o “haría algunos cambios”. De la creación del baile del vermú han pasado ya más de veinte años, por lo que no estaría de más atender las demandas de los ciudadanos y replantearse algunas cosas que mejoren la ya de por sí exitosa carpa.

En los últimos años de feria es costumbre de los jóvenes trasladarse del vermú al Torreón donde algunas discotecas abren sus puertas para continuar la fiesta, y de ahí por la noche en el recinto ferial en las casetas o en el botellón instalado en los alrededores del pabellón Quijote Arena. Para algunos entendidos, se debería aprovechar más la gran concurrencia de gente en el Torreón programando actos concretos en dicho lugar.

Otra actividad ‘reciente’ y bien acogida por el público joven han sido las casetas, que han cambiado de lugar y de concepto en varias ocasiones. En esta edición, el Ayuntamiento ha planteado un pequeño cambio de diseño, trasladándolas unos metros de la ubicación del año pasado, en la pista municipal, para evitar que estén tan unidas entre sí. En cuanto al número, el Ayuntamiento mantendrá la misma cantidad que en la feria de 2014.

Los conciertos en el auditorio de la Granja y las noches de la Talaverana en el parque de Gasset cierran, junto a las sesiones más clásicas en el templete del Prado, la parte musical de la feria ciudarrealeña que no siempre es del gusto de todos, aunque el Ayuntamiento intenta atraer a todo tipo de público a La Granja con la contratación de un abanico variado de artistas.

Otros festejos igualmente concurridos son el concurso nacional de saltos, ‘la hípica’ comose conoce popularmente, que se celebra en el campo de Larache, y donde familias enteras disfrutan de los caballos mientras pueden hacer apuestas. Para los más pequeños están los juegos infantiles en el Prado.

Es también cartel obligado en Ciudad Real la feria taurina para los muchos aficionados de la capital, alrededores e incluso de otras provincias. Sonado fue el festejo del gran José Tomás en la feria de 2011 sin desdeñar las gestas de otras grandes figuras como El Juli, Enrique Ponce, Castella, Talavante, Manzanares, o el alcazareño Aníbal Ruiz, ya retirado de los ruedos. Maxitoro gestiona desde 2009 la plaza de toros de Ciudad Real con gran acierto según los taurinos. El cambio de Gobierno en el Ayuntamiento, del PP al PSOE, no ha sido óbice para modificar ni una coma en el compromiso adquirido estos últimos seis años con Maxitoro aunque las fechas y plazos no hayan sido los habituales con unas elecciones municipales de por medio.

Un poco de historia

Pero la Feria y fiestas de Ciudad Real no siempre han sido como las que se celebran en la actualidad, y han cambiado mucho con el paso del tiempo. Muchos lugareños recuerdan con cariño los bailes de la Talaverana, los de antes, cuando había tres pistas, la municipal para los jóvenes, la ferroviaria y la Talaverana propiamente dicha, que comenzaron en 1925 y se prolongaron durante varias décadas hasta entrados los años 80.

Más cerca en el tiempo queda el Día de la Provincia, inaugurado en 1959, santo y seña de la Feria hasta su desaparición en los años 90. Durante ese tiempo, la Diputación Provincial organizaba cada 16 de agosto un desfile de carrozas representativo de los pueblos de la provincia con sus reinas y damas de honor. Recorrían céntricas calles de la capital como la avenida Rey Santo, la plaza del Pilar, Alarcos y la ronda y se intercambiaban flores y confeti entre público y participantes, de ahí el nombre de batalla de flores. Cualquier ciudarrealeño de mediana edad recuerda con nostalgia esta actividad a la que acudían gentes de toda la provincia, algo similar, salvando las distancias, al actual desfile de carrozas en el Domingo de Piñata de Carnaval. Tras su desaparición a principios de los 90 comenzó el baile del vermú.

Echando la vista más atrás, a su origen, la feria era una muestra de ganado que se celebraba los días 15, 16 y 17 coincidiendocon las fiestas de la Virgen del Prado. La primera ocupó a lo largo de la historia varios espacios, como la plaza Mayor o la plaza de España, y la plaza del Pilar la cual se configuró precisamente con dicha arboleda para dar sombra y agua a la ganadería, que era expuesta en el eje de las calles que va desde San Pedro a la plaza del Pilar y parte de la calle Alarcos. Mientras, la plaza Mayor se ocupaba con un mercado de puestos de venta de aperos de labranza, útiles de cocina, quincallería, jarrones y otras artesanías. En la calle Feria, de ahí su nombre, se instalaban atracciones como la cucaña, un globo aerostático o proyecciones de cine.

Curiosa es la programación del año 1900: por la mañana diana, cucaña (a las ocho horas), reparto de alimentos para los pobres, carreras de hombres, carreras en bicicletas por la ciudad, y por la noche, fuegos artificiales y certámenes de música. Los bailes entonces se repartían en el casino y el ateneo (ya inexistente).

Traslado de ferial

En 1923 la feria se traslada al parque de Gasset y al año siguiente son elegidas, por vez primera, la Dulcinea y sus damas de honor. La procesión de la Virgen amplía por más calles céntricas el recorrido inicial de alrededor del Prado. En 1925 se inaugura el recinto de la Talaverana, con tres pistas de baile y puestos de feria. Fueron muy exitosas las cenas de gala, con un recinto muy bien ambientado donde acudían artistas de renombre.

El traslado a La Granja en 1986 causó al principio algunos contratiempos a los feriantes con los puestos y atracciones (en el Gasset los puestos eran mediante subasta), pero con el tiempo ganaron por el mayor espacio. Igualmente se pretendió trasladar los bailes de la Talaverana a La Granja con un auditorio a distintos niveles que acogiera los bailes de sociedad y las cenas de gala, y aunque sí se celebraron éstas, nunca llegaron a tener la alta participación de los tiempos de la Talaverana. Pese a todo, se ganó en un recinto más apropiado para conciertos, con mejor escenografía e iluminación.

Por último, los toros siempre han tenido un papel muy importante en la capital. Antes de que hubiese plaza de toros, los festejos tenían lugar en la plaza Mayor. En el siglo XIX empezó a construirse el actual coso taurino con las piedras y ladrillos de los dominicos, y fue culminado en los años 50 del siglo pasado con los palcos y una remodelación definitiva. A esta plaza venían trenes especiales de distintas partes de la provincia para ver los toros. Como festejo recordado, el festival benéfico de Joselito.