El Cristo salía a la calle portado a hombros para celebrar el 50º aniversario de su llegada a Daimiel. Además, todos los que quisieron acompañar a la Archicofradía de la Pasión portaron antorchas, creando un ambiente que, mezclado con el incienso y con los cánticos, propiciaba la reflexión sobre los rezos de los novicios pasionistas del convento del Cristo de la Luz en cada una de las estaciones.
Alrededor de doscientos fieles acompañaron en la agradable noche del lunes al Cristo de la Luz en un Vía Crucis extraordinario para celebrar el 50º aniversario de la llegada a Daimiel de la talla del titular de la cofradía. Una cita muy especial ya que ofrecía algunas imágenes para el recuerdo, como el Cristo portado a hombros, en lugar de procesionar en su trono habitual, con ruedas. Además, todos los que quisieron acompañar a la Archicofradía de la Pasión portaron antorchas, creando un ambiente que, mezclado con el incienso y con los cánticos, propiciaba la reflexión sobre los rezos de los novicios pasionistas del convento del Cristo de la Luz en cada una de las estaciones.
Precisamente el primero de los relevos que portó al Cristo estuvo formado por siete de estos novicios, que salían de la ermita pasadas las 21:00 horas, tras la Función, a los que se unió en esta especial ocasión el religioso pasionista, Juan Ignacio Villar, pregonero de la pasada Feria y Fiestas de la localidad, además del alcalde de Daimiel, Leopoldo Sierra, acompañado de varios miembros de la Corporación Municipal. El resto de relevos, que se turnaron en cada una de las paradas del Vía Crucis, estuvo formado por hermanos de la Archicofradía y representantes de las distintas hermandades de Pasión daimieleñas.
El cortejo recorrió su itinerario habitual de cada Martes Santo llegando de nuevo a la Plaza de los Beatos Mártires pasadas las 23:30 horas.