Eduardo Zurita Rosales / Deportista y coordinador sanitario del Circuito de Carreras Populares
de Ciudad Real

Todos conocemos los beneficios que aporta la actividad física a nuestro cuerpo. En los momentos actuales puede resultar muy importante en la lucha contra la Covid-19. La Sociedad Española de Inmunología ha desarrollado una guía de buenos hábitos para fortalecer el sistema inmunológico, en la que indica que cuando practicamos deporte, de forma moderada, estamos fortaleciendo el sistema inmunológico, que es determinante para la defensa de nuestro cuerpo frente a cualquier tipo de infección y, por ende, para afrontar la Covid-19.

Se entiende por actividad física moderada, la practicada durante tres o cuatro días a la semana, con una duración aproximada de 30 minutos y con una intensidad, por lo general y tal como indica la Asociación Americana del Corazón, con una frecuencia cardiaca, entre el 50 y el 70%.

Por su parte la OMS recomienda para mejorar la salud y el bienestar, los siguientes niveles de actividad física para los adultos mayores de 18 años:

a) Todos los adultos deben realizar al menos 150 minutos semanales de actividad física de intensidad moderada.
b) Para obtener beneficios adicionales para la salud, los adultos deben incrementar el tiempo de ejercicio hasta 300 minutos semanales de actividad física moderada o su equivalente.
Además, el ejercicio físico también ayuda a prevenir otras patologías que se han considerado como agravantes de la Covid-19. Podemos decir que toda actividad que suponga la reducción de liberación de inmunosupresores como el cortisol favorecerá a nuestro sistema inmunológico y, por tanto, a nuestra salud.

La práctica regular de ejercicio físico nos ofrece una serie de beneficios frente a la Covid-19, entre otros:
a) Una de las secuelas que se ha observado tras el Covid-19 son las alteraciones pulmonares, como fatiga, dificultad en la respiración y dolor de pecho. Aquellas personas que practican deporte y tienen una buena capacidad aeróbica afrontaran más rápidamente una recuperación tras la infección.
b) En el último año hemos sido más sedentarios y nuestra movilidad se ha visto reducida, por lo que hacer ejercicio físico nos previene de poder sufrir accidentes cerebrovasculares (ictus) o cardiovasculares (cardiopatías isquémicas como infartos o anginas de pecho)
c) En estos momentos de pandemia los especialistas indican que hay un incremento de la ansiedad y depresión, por lo que si realizamos ejercicio físico estaremos liberando dopamina, comúnmente conocida por ser la ‘hormona de la felicidad’.

Una de las cuestiones que se plantean en estos momentos es si se puede, o se debe, realizar ejercicio físico durante la enfermedad. El Dr. Daniel Montero, médico de medicina del deporte en Mayo Clinic, indica que, “si se tiene síntomas por encima del cuello, como tos, catarro, estornudos o del resfriado común, como congestión nasal e irritación de la garganta, se puede hacer ejercicio” y recomienda “posponer la actividad física cuando hay síntomas por debajo del nivel del cuello, como congestión en el pecho, tos áspera o malestar estomacal. Además, si tiene fiebre, lo mejor es darle al cuerpo unos días de reposo para recuperarse. La fiebre es la forma en la que el cuerpo nos avisa que hay que aflojar la marcha, y es importante escucharle”.

El ejercicio físico produce una adecuada dinámica del diafragma y de los músculos intercostales, que son fundamentales en la recuperación de las personas con COVID-19 e insuficiencia respiratoria.

Es muy importante, como indican los especialistas, que las personas y/o deportistas que quieran incorporarse a la práctica deportiva después de haber superado la Covid-19 se hagan reconocimientos médicos específicos, ya que en muchos casos han visto afectado su sistema cardiopulmonar, y si es posible una prueba de esfuerzo porque entre las secuelas que se han detectado está la miocarditis. Si el ejercicio físico puede ayudar a reducir las complicaciones derivadas de la Covid-19, estaremos favoreciendo a que la tasa de mortalidad sea menor, que disminuya la estancia por hospitalización y, por consiguiente, el gasto sanitario.

Como reflexión final podemos decir que el ejercicio físico, en cantidad moderada, siempre aporta ventajas. ¿A qué estas esperando?
Nos vemos en la línea de salida.