Con el cierre del cochecillo por el alcalde en la mañana del lunes en el altar de la Plaza de Toros y el traslado de la imagen al Castillo de Peñarroya, finalizaban los actos de despedida a la Patrona hasta su vuelta el segundo domingo de septiembre, tras los meses de estancia en el Castillo hasta abril y en Argamasilla de Alba en septiembre .
Los cultos se iniciaron con el novenario en la parroquia de Santa Catalina, congregando cada noche a numerosos devotos que llenaban el templo, siendo asimismo numerosa la presencia en las calles en la noche del domingo, para presenciar la procesión de traslado hasta la ermita del Humilladero.
Tras la cruz alzada marchaba la banda de la Agrupación de San Sebastián, con su traje de gala, continuando los portadores de las banderas que habitualmente se bailan, hasta nueve, delante de la imagen, siguiendo el estandarte de gala, el capitán de este año, el niño de once años Alejandro Martin-Orejón y directivos de la cofradía de la Patrona, delante de la carroza con la imagen con el manto color fusia y adornada con numerosas flores del mismo color, arropada por los alabarderos. Detrás de la carroza marchaban los párrocos, autoridades locales y la
Banda Municipal de Música.
La Virgen de Peñarroya permaneció durante toda la noche acompañada por sus devotos en la ermita del Humilladero, de donde partió en la mañana del domingo, tras el rezo del rosario y la celebración de la misa.
En el altar, la Banda Municipal interpretó primero el Himno de la Patrona y luego el de La Solana, dando los vivas de ritual el alcalde Luis Díaz-Cacho, mientras cerraba el cochecillo de viaje y se trasladaba la imagen al Castillo donde con el rezo del rosario por la tarde se despedía la cofradía de La Solana hasta que en septiembre se vuelvan a hacer cargo de nuevo de la imagen.