Según diversos estudios, se estima que una de cada 100 personas padece celiaquía y que el 85 por ciento de las personas con EC todavía no están diagnosticadas. Las consecuencias de ser celíaco sin saberlo, pueden ser muy variadas y peligrosas. Algunas de las patologías y síntomas que una persona celíaca sin diagnóstico puede sufrir o desarrollar, pueden ser diarreas continuadas, fatiga crónica, dermatitis herpetiforme, falta de apetito, anemia, apatía o retraso en el crecimiento, pero existen otras mucho más graves y desconocidas como depresión, diabetes, infertilidad, aborto o linfoma. Tampoco debemos olvidar que hay personas celíacas que no presentan ninguno de estos síntomas, pero el daño que el gluten está causando en su organismo, es el mismo. Todas estas enfermedades pueden evitarse con un diagnóstico a tiempo que hará que el paciente celíaco inicie cuanto antes el único tratamiento posible: una estricta dieta sin gluten de por vida.
El diagnóstico de la EC se realiza mediante un examen clínico cuidadoso y una analítica de sangre, que incluya los marcadores serológicos de enfermedad celíaca (anticuerpos, antigliadina, antiendomisio, y antitransglutaminasa tisular). Para confirmar el diagnóstico es imprescindible realizar una biopsia intestinal sin retirar el gluten de la dieta. Esta prueba consiste en la extracción de una muestra de tejido del intestino delgado superior, para ver si está o no dañado.
La situación del diagnóstico de la enfermedad en edad pediátrica ha mejorado en los últimos años. No ocurre lo mismo con los adultos, ya que se manifiesta con síntomas más inespecíficos y existe una tendencia a que se confundan con otras patologías. Esto hace que muchos pacientes se pasen años dando vueltas de una consulta a otra sin ser diagnosticados. Por este motivo, FACE se reunió el año pasado con representantes del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, para impulsar una renovación del protocolo de diagnóstico precoz de 2008 y para que este incluya un protocolo se seguimiento. Esto es debido a la necesidad de comprobar que las personas celíacas están llevando adecuadamente su tratamiento. Según estudios recientes, casi un 50 % de personas celíacas no realiza bien la dieta sin gluten, ya sea de manera voluntaria o involuntaria.