Ilusionante etapa de progreso tras 63 años de arduo trabajo

Fue su mujer la que propuso a José Manuel que la marca estrella se denominara Símbolo y, finalmente, de entre todas las propuestas aportadas, fue la que más convenció a todos. Desde entonces, a comienzos de los años 2000, la cooperativa vitícola Nuestra Señora de Criptana ya se conoce y se está conociendo en todo el mundo como Bodegas Símbolo, con reconocimientos en los certámenes nacionales e internacionales más consolidados, con una gran calidad en sus vinos y unas instalaciones modernas y actualizadas.

 

Primeras etiquetas de Símbolo.

Pero la historia de esta cooperativa criptanense comienza en 1954, concretamente un 17 de octubre, cuando 54 viticultores de Campo de Criptana se unieron para conseguir vender su uva a unos precios mejores de lo que lo hacían o venderla siquiera, debido quizá a la sobreabundancia de producto, explica el actual presidente José Manuel Díaz-Ropero Angulo. Decididos los fundadores a consolidar el proyecto, adquirieron una bodega en la calle Concepción, 135, donde permanecen en la actualidad.

En esos primeros años, la cosecha apenas llegaba a los 1,3-1,5 millones de kilos de uva, acarreada con carros y mulas hasta los antiguos descargaderos, ya inexistentes, y almacenado el vino en tinajas de barro y cemento. El vino era en su totalidad de la variedad Airén y se vendía a granel.

El primer presidente al frente de la cooperativa Nuestra Señora de Criptana fue Emiliano de Torres, fundador también de la Cámara Agraria Local, agricultor de cierto peso entonces que defendió durante una década la buena marcha de esta cooperativa, una de las tres existentes en Criptana.

20 años de mandato
En 63 años han presidido Bodegas Símbolo cinco presidentes, que son elegidos por el Consejo Rector salvo cuando hay más de un candidato, como ocurrió en 1997 cuando se postuló Díaz-Ropero, a los 29 años de edad. Él cumple veinte años de mandato en los que ha contado y cuenta con la confianza de los miembros del Consejo, algunos de ellos amigos, ya jubilados, que han vivido juntos los cambios más importantes de la cooperativa.

Pero de casta le viene al galgo, José Manuel Díaz-Ropero es hijo de uno de los socios fundadores de la cooperativa (José María Díaz-Ropero), y su hijo, José Javier sigue también sus pasos en la agricultura.

De aquellos primeros 54 socios se ha pasado a los 450 socios actuales con una producción que, en la mejor cosecha, alcanzó los 34 millones de kilos de uva, (la temporada pasada se recogieron 21 millones de kilos). La ubicación sigue siendo la misma, donde se van poniendo depósitos, autovaciantes, nuevas prensas, desvinadores; en mente está la adquisición de depósitos de 50-100.000 litros para varietales, la eliminación definitiva de tinajas y y el aumento del puesto de gasóleo a uno también de gasolina.

José Manuel Díaz-Ropero Angulo, en la tienda de la cooperativa.

Recordando los peores y mejores momentos vividos en Símbolo, Díaz-Ropero no duda en señalar que un mal año fue el de la sequía, en 1995, cuando se recogieron 3 millones de kilos “venían en coches y furgonetas a dejar la uva, 300-500 kilos de parcelas de dos fanegas…”. Al año siguiente, en 1996, fundaron Baco junto a otras bodegas cooperativas con el fin de comercializar mejor sus vinos, “lo bueno del grupo es que llegamos a sitios donde una cooperativa sola no puede llegar”, apunta Díaz-Ropero. Actualmente, el grupo lo forman 16 cooperativas y están presentes en cinco denominaciones de origen (La Mancha, Valdepeñas, Ribera del Júcar, Rioja y Jerez). En 2014 se unieron al grupo andaluz Dcoop, el mayor productor mundial de aceite de oliva virgen.
A Jesús López, el presidente anterior, se le recuerda por el comienzo de cambios y mejoras en la bodega como el puesto de gasóleo y el traslado de las oficinas y despacho de vinos del centro del pueblo a las propias instalaciones de la bodega, ya culminado con el actual dirigente.

 

Celebración del 50 aniversario en 2004 con José María Barreda, entonces presidente de Castilla-La Mancha.

Esta buena etapa continúa en el año 2000 con la elaboración de tintos y el embotellado de sus vinos Símbolo, la marca estrella; 7 Molinos en vinos de mesa, Viña Cantillos y las mistelas y vermut El Burlador. También en esos años se incorporaron a la bodega otras secciones de negocio como el cereal, abonos, fitosanitarios, suministros, etcétera.

Reconocidos por sus vinos blancos desde siempre, la bodega ha alcanzado unas cotas de calidad en tintos embotellados que son valorados en todo el mundo con numerosos galardones dentro y fuera de nuestras fronteras (Bacchus, Decanter, Challenge International de Vins -Burdeos-, Airén por el Mundo, Tempranillos al Mundo, Gran Selección, Calidad DO Mancha…).

 

En la actualidad, el grupo Baco vende el 95% del vino, a granel y embotellado, fuera de España: Rusia, Italia (donde exportan 35 millones de litros de vino blanco a una importante empresa de vermú), Alemania, Bélgica, Francia, China, Japón y Canadá; también vino kosher a países árabes.

Por otra parte, Bodegas Símbolo siempre ha estado muy vinculado con la sociedad criptanense con un gran concurso regional de catadores de vino que, en los comienzos, se organizaba con otra cooperativa de Criptana pero que desde hace 10 años se ha celebrado en el Casino con ellos como únicos organizadores. En la pasada Feria de la localidad se instituyeron los I Premios Símbolo, un programa donde no solo había certamen de cata, también el I Certamen Internacional de cortometrajes, y dos reconocimientos al restaurador del año y al socio del año, un acto muy emotivo en la Escuela de Catadores de Criptana que repetirán en próximos años gracias a la colaboración del Ayuntamiento y otros patrocinadores.

Tras 63 años de tesón, Bodegas Símbolo encara ahora una ilusionante etapa de progreso llena de proyectos y más mejoras.

Dos instantáneas de la inauguración en octubre de 1963.

Texto: Oliva Carretero
Fotos: Ayer&hoy/Bodegas Símbolo