Cuarenta años y dos generaciones haciendo que la gente se sienta como en casa

El Castilla…, nuestro segundo hogar!!!! Así han nombrado los clientes y amigos el Restaurante Castilla de Ciudad Real en facebook, que fue fundado a finales de 1978 por los hermanos Jesús y Ángel Navarro Santos. Un establecimiento que tiene la particularidad y la suerte de que tres generaciones de vecinos del barrio y de la ciudad (abuelos, padres e hijos), han pasado por él, siendo el punto de encuentro, disfrutando de su auténtica cocina tradicional manchega, de sus fiestas y cotillones y de sus banquetes de boda, formando una gran familia, en la que todo el mundo conoce a todo el mundo y siempre estás acompañado aunque vayas solo.

Jesús Navarro y Chon durante la fiesta de celebración del 35 aniversario.

Pero antes, los hermanos Navarro ya habían hecho sus pinitos en la hostelería, primero con una cafetería en su pueblo natal, Los Cortijos, y después Jesús se quedó durante cuatro años con el conocido bar El Pollo de Almagro donde su mujer, Chon Santos Angulo, también trabajaba entre fogones. Muchos años antes, Jesús y Chon también habían  trabajado durante varios veranos en un merendero en Santa Pola (Alicante).

De Almagro se traslada la familia a Ciudad Real donde Jesús Navarro, junto con su hermano Ángel, monta un restaurante y salón de bodas en la zona del Torreón (entonces casi un descampado sin los edificios que hoy se erigen en su avenida). Así, en diciembre de 1978, en concreto en la calle La Mata, 32, los dos hermanos abren el bar, cafetería, restaurante y salón de bodas ‘Castilla’, en la misma ubicación que en la actualidad más el local contiguo que ahora ocupa una entidad bancaria. Ese día celebraron la inauguración del salón-restaurante y el primer cumpleaños de Fran Navarro Santos, hijo de Jesús y Chon y uno de los actuales responsables del Castilla junto a su hermana Montse.

Un salón de bodas con historia

En el salón de bodas Castilla, de los primeros en abrirse en la capital, con cabida para 300 comensales “se ha casado medio Ciudad Real”, dicen Fran y Montse. Era curioso, comenta Fran, observar cómo se hacían reservas de 200 y luego de repente se presentaban 350 o 400, “mi padre decía que hasta llegó a pedir permiso al local contiguo, de reparación de televisores, para poder montar mesas y atender a todos los invitados”. Eran bodas con menús muy completos donde incluso se degustaban auténticas angulas en exquisitas cazuelas al pil pil.

Ambos hermanos deciden abrir otro establecimiento, el Restaurante El Torreón, con un concepto diferente, más elegante y de lujo con grandes lámparas y en el que cada mesa tenía un camarero a su cargo que incluso limpiaba la carne y el pescado a los comensales. Pero esa es otra historia que merece su propio reportaje.

los hermanos Fran y Montse Navarro junto al personal que hoy lleva el restaurante.

Ángel y Jesús no organizaban solo las bodas del Castilla, también celebraban cotillones de Nochevieja con orquesta en directo y que tuvieron mucha fama en su momento (todavía hoy día lo recuerda emocionado algún cliente diciendo: “Eso sí que eran fiestas, no lo que hacéis ahora”); llevaban las barras de la carpa de Carnaval en los buenos tiempos e incluso gestionaban la cena de gala de La Talaverana en la Feria de Ciudad Real a mediados de los 80.

En 1990 se disuelve la sociedad de ambos hermanos y Jesús se queda con el Castilla y Ángel con el restaurante El Torreón. Jesús y Chon deciden entonces hacer un restaurante más familiar reduciendo la superficie a la existente actualmente, aunque en cocinas continuaban ofreciendo su comida tradicional casera de siempre: pistos, asadillos, tiznaos, gachas, migas, guisos, manitas, revientalobos, callos, además de carnes, lechal, cordero manchego, calderetas de venao, lomitos de ciervo adobado, jabalí, … y mucho puchero, “todos los días se servía y se sirve caldo de cocido, además de mucha legumbre”. Al menú diario y de fin de semana se incluye una carta con producto fresco de calidad y pescados de temporada.

Llegan años de vacas flacas con la última crisis económica y el personal del Restaurante Castilla se reduce a la familia, “abríamos temprano, mi madre se ocupaba de la cocina, mi padre estaba en la barra y un poco en todo, y nosotros dos en sala o ayudando”. Tanto Fran como Montse reconocen la labor incansable de sus padres por sacar a flote el negocio, haciendo que la clientela se sintiera como en casa disfrutando en el Castilla de una comida igual que la que les prepararía su propia madre. Destacan especialmente el trabajo desarrollado por su madre desde los inicios: “Se quedaba en casa lavando los manteles del salón de bodas, y luego con la crisis bajaba a las 9 de la mañana y no se iba hasta la noche”.

Fran y Montse.

En el año 2015, teniendo ya como gerentes del local a Fran y Montse Navarro Santos, el Restaurante Castilla vive un buen momento, el negocio va bien y se consolida una plantilla de 8 trabajadores. Se realiza la tercera y última reforma, una renovación de la estética en la que se añade un hall o zona de tapeo con barricas, dando más luz al establecimiento y cambiando posteriormente la cocina aunque manteniendo el estilo rústico que le caracteriza. Una mejora que lamentablemente no pudo ver su padre, fallecido poco antes.

Hoy, el Restaurante Castilla, cuyo domicilio actual es La Mata, 6, sigue siendo ese punto de encuentro de personas mayores y muchos grupos de jóvenes que han adoptado el lugar como su segunda casa, sobre todo los fines de semana. Con una clientela fiel en desayunos, menús diarios, tapeo y fines de semana, en fogones ya Chon no está presente, aunque sí su recetario que se sigue al pie de la letra, habiendo incorporado algunas ensaladas, tostas y la brasa con parrilladas de carne y de ibéricos para compartir. Para los caldos caseros se adquieren productos de la tierra de los mismos proveedores que tenían sus padres. En este sentido, Fran destaca que se cuida mucho la materia prima y su origen, que sea de aquí, los vinos son de Valdepeñas y La Mancha, las judías pinesas de Malagón (para lo que ya reservan el producto al agricultor), el garbanzo de Sonseca, el cordero manchego o la caza de la zona. Esta última era una de las pasiones de Jesús Navarro, además de la Virgen de la Esperanza que, en alguna ocasión, ha saludado al paso del cortejo procesional por la puerta del Castilla en recuerdo de un gran luchador por hacer un poco más llevadera la vida de sus vecinos y amigos.

Izq: vista del comedor cuando se realizó la segunda reforma. Dcha.: una concentración de scooter ante la fachada.

Texto: Oliva Carretero

Fotos: Ayer&hoy/Restaurante Castilla