Con casi 70 años, uno de los pocos almacenes de este tipo en pie de España

Ni el dueño actual, Vicente Rivas Rojas, conoce a ciencia cierta por qué se llaman Almacenes Jarlins. Para el anecdotario del establecimiento ha quedado la historia de un viajante que era muy dicharachero y aventurado con los nombres en inglés pronunciando Charlie como charlis, jarlins…

Poco ha cambiado la fisonomía del establecimiento desde el comienzo de su actividad comercial. Lo que fue una gran casona manchega —quedan bonitos testimonios como su mirador o balcones de la fachada—, acoge en su interior un magnífico y singular almacén de textil de 2.000 metros cuadrados distribuido en estancias con estanterías hasta el techo, y más de 70 escaleras de mano, donde se ha clasificado al milímetro cada bobina de hilo, cada camiseta, cada pantalón, cada jersey, cada sujetador con su talla, su color, su forma, su precio…, en definitiva, una mini fábrica sin igual.

La historia de este conocido almacén, prácticamente el único que queda en pie en Ciudad Real y de los pocos abiertos ya en España, se remonta al año 1950 cuando el padre del actual propietario, Vicente Rivas Muñoz, constituyó una sociedad junto a un socio, Antonio González (a dicha sociedad se sumó un tercer socio que apenas duró). Lo hicieron enfrente de su actual ubicación de la calle Ciruela, 10, aunque por poco tiempo. El inmueble donde están actualmente, que había pertenecido a la cooperativa ferroviaria, lo adquirieron en subasta por embargo.

Como almacén, venta al por mayor y al público, el Jarlins de los inicios tenía de todo: juguetería, droguería, plásticos, mercería y paquetería, con este concepto “la gente se confunde, se refiere a prendas menudas de interior, un término comercial que se ha perdido”, comenta Vicente Rivas.

Izq.: Vicente Rivas Muñoz, padre del actual dueño y fundador, junto a otro socio, de Almacenes Jarlins. Dcha.: Vicente Rivas en el interior de los almacenes.

Disolución de la sociedad.- El negocio va creciendo y en 1978 se disuelve la sociedad Rivas y González, teniendo que liquidar la mercancía para pagar a los empleados, dividiéndose el local en dos y quedando finalmente la familia Rivas al frente de Jarlins, con Vicente, su esposa, Claudia Rojas, e hijos. El actual propietario, con solo 16 años, ya frecuentaba la tienda: “Quería ser dependiente pero mi padre me mandaba a barrer, a preparar los pedidos, a llevarlos en carrillo de mano a la Aisa…”. En esa etapa, Almacenes Jarlins se ciñe exclusivamente al textil: camisería, ropa de hogar, bebé, corsetería, lencería, interiores… todos ellos artículos de gran calidad y de fabricación nacional. Es un momento álgido del comercio en el que coinciden más de veinte almacenes de textil en la provincia, “las fábricas nos surtían a nosotros y nosotros distribuíamos por las tiendas de la provincia, no había pueblo que no tuviese tienda; también venían almacenes de Madrid, Murcia, Valencia… a ofrecer su mercancía, todo se vendía y todo se cobraba”.

Reconversión del comercio.- La aparición de las grandes superficies primero, los bazares chinos y la venta online después han producido una reconversión del comercio, que no una crisis, en opinión de Vicente, e hizo que muchos almacenes desaparecieran. No sucedió así con Jarlins, de los pocos supervivientes gracias a que han seguido siendo almacén o complemento de fábrica, a que siempre han tenido muchísimas existencias —cuentan actualmente con más de 100.000 códigos—, a su buen servicio y a la búsqueda de artículos que nadie tiene, “hemos hecho casi una labor de espionaje”, sonríe su dueño. En referencia a los comentarios sobre la venta de ropa muy anticuada, el propietario de Jarlins es claro: “Jarlins vende mayoritariamente en la provincia y si me piden pantalones de pana y boinas, yo compro pantalones de pana y boinas, cada uno tenemos nuestro mercado”. Desde hace varios años, con el fin de rotar la mercancía, Jarlins dispuso un apartado de venta al público con precios por debajo del coste.

El ayer y hoy de Almacenes Jarlins en la calle Ciruela: en los años 30 del siglo XX y en la actualidad según Google.

Durante la etapa de su padre pese a su temprano fallecimiento, el negocio creció mucho en superficie. La parte de su exsocio la ocupó en régimen de alquiler, también la casa de al lado y adquirió la casa de arriba y alguna cochera y local contiguo. En el depósito actual, que uno puede perderse si no lo conoce, pocos saben lo que allí guarda Jarlins, Vicente nos da una idea como muestra: “Tenemos más de 170 modelos de sujetadores y de cada modelo hay siete tallas y tres colores, y de cada talla y color tengo que tener 3 o 4”.

Ahora, en su despacho de la trastienda, Vicente Rivas siempre tiene a mano un walkie-talkie para atender a alguno de sus diez empleados dispersos en el almacén, y detrás suya, cuelga un mapa inundado de chinchetas que representan cada una un punto de venta que es cliente, no solo de la provincia sino también de zonas limítrofes como Toledo, Badajoz, Córdoba o Jaén. Jarlins cuenta con viajantes que llevan las muestras de toda su oferta, y cuando una tienda hace un pedido a los almacenes, inmediatamente se pasa a la oficina y a través de un servicio urgente de transporte, puede tener la mercancía el mismo día o el siguiente.

Futuro de Jarlins.- En la venta al público, el anecdotario de Almacenes Jarlins da casi para un libro: desde la señora mayor que pide una faja como la que lleva y se levanta la falda, hasta el niño que se cuela en el almacén y se pierde en el entramado de habitaciones y estanterías. Y es que sus clientes tienen confianza, y son fieles, muy fieles, hasta cuatro generaciones de una misma familia han comprado en Jarlins, “siempre he dicho a mis empleados que no metan los artículos por los ojos, que dejen a los clientes que toquen y vean, que se puede cambiar, devolver el dinero, hacer un vale sin caducidad”.

Desde hace 44 años, Vicente Rivas Rojas ha estado trabajando en Almacenes Jarlins y muchos de sus empleados le han acompañado durante gran parte de ese tiempo. Sobre el futuro del negocio, es rotundo: “Tengo 60 años y me gustaría que mis trabajadores se jubilaran aquí pero, lamentablemente, Jarlins no tiene futuro, el avance de internet ha sido terrible en el último año”. No obstante, echa la vista atrás y se siente muy orgulloso del trabajo que ha dado, muchos de sus trabajadores llegaron siendo niños, han formado familias y prosperado en la vida. Estos son sus nombres: los hermanos Tomás y José Luis Rivas, Julián Moreno, Victoriano Peco, Luis López, Israel López, Antonio Cano, David Ríos y Óscar López.

Texto: Oliva Carretero Ruiz

Fotos: Almacenes Jarlins/Ayer&hoy