Dr. Luis Alberto Marín Morales / Traumatólogo Cofundador de MAETRA

La condromalacia rotuliana es una degeneración del cartílago que recubre la rótula por su zona interior, justo por donde se articula con el fémur. Es un problema muy frecuente en nuestras consultas, representando hasta un 25% de todos los problemas de rodilla que tratamos. Afecta a adultos jóvenes y fundamentalmente a las mujeres. Como ya hemos dicho en otras ocasiones, la función del cartílago es facilitar el deslizamiento de los huesos durante el movimiento de la articulación, por lo que cuando se daña, la rótula y el fémur no deslizan suavemente entre sí, aumentando el desgaste y el roce.

Aunque muchas veces desconocemos las causas, si podemos asegurar que muchas son debidas a traumatismos repetidos de baja intensidad. Además, existen muchos factores que favorecen su aparición, tales como alteraciones del alineamiento de la rodilla, la obesidad y enfermedades reumáticas con la artritis reumatoide.

El diagnóstico se realiza fundamentalmente por la historia clínica y la exploración, y solo en ocasiones se recurre a las pruebas de imagen. Los pacientes se quejan dolor en la cara anterior de la rodilla, que se intensifica al subir y bajar escaleras o cuestas y sobre todo al ponerse de cuclillas, o al iniciar la marcha después de estar mucho tiempo sentados, “signo de la butaca”. El “signo del cepillo” también es muy característico, que consiste en movilizar la rótula lateralmente con cierta presión sobre el fémur produciendo dolor. Las radiografías en varios grados de flexión, el TAC dinámico para ver el alineamiento o la RMN contribuyen a completar el diagnóstico, si bien no se debe abusar de las pruebas complementarias pues con una buena historia y exploración suele ser suficiente.

No existe un tratamiento definitivo para regenerar el cartílago. La Fisioterapia constituye la opción inicial para fortalecer cuádriceps e isquiotibiales con el fin de intentar recentralizar la rótula. Puede acompañarse del uso de fármacos condroprotectores del tipo Glucosamina que son los únicos con mayor evidencia científica en preservación del cartílago a largo plazo. Las infiltraciones de ácido hialurónico y de plasma rico en factores de crecimiento se han puesto muy en boga en los últimos años, aunque su eficacia está en entredicho y las indicaciones tienen que ser muy exactas. Parece que mejoran la sensación de rigidez, crepitación y el dolor en las primeras semanas.

Las artroscopias de limpieza solo ofrecen una mejoría transitoria. Nunca debe realizarse una artroscopia para diagnóstico de Condromalacia. Es muy importante entender que a veces tenemos que aprender a vivir con la Condromalacia. Duele a temporadas, a veces más, a veces menos, dependiendo de muchos factores. En los deportistas, es posible que tengan que modificar su forma de entrenamiento, combinar con otros deportes, pero casi nunca tienen que renunciar a su deporte favorito.