La Pasión de todo un Barrio (Ciudad Real)

La Pasión de todo un Barrio (Ciudad Real)

Estamos en Semana Santa, la conmemoración de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús de Nazaret. Las calles de nuestras poblaciones se transforman y se convierten en una mezcla de religiosidad, de espectáculo, de silencio y de retumbar de tambores y trompetas. De noche y de luz de cirios. España, de norte a sur, muestra una vez más esa diferencia que deja boquiabiertos a quienes nos ven desde fuera de nuestras fronteras. Así vivimos esta semana en nuestra tierra.

La Semana Santa de Ciudad Real conmemora la pasión, muerte y resurrección de Cristo de una forma muy especial y particular, con la implicación de cerca de 12.000 cofrades. Entre el Domingo de Ramos y el Domingo de Resurrección 24 hermandades y 35 pasos procesionan por la capital, incluyéndose también dos procesiones de vísperas: la de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno el Domingo de Pasión (5º domingo de cuaresma) y la de Nuestra Señora de los Dolores de Santiago el Viernes de Dolores.
Durante esta semana las “estaciones de penitencia” de las hermandades se extienden a lo largo de todos los días del calendario, excepto el Lunes Santo, día este reservado por el Arciprestazgo de Ciudad Real para la realización del solemne Vía Crucis. Así, la procesión del Viernes Santo por la tarde, conformada por 5 hermandades, es denominada Procesión Oficial del Santo Entierro, y es presidida por el Sr. Obispo Prior, con la asistencia de la Corporación Municipal y demás autoridades civiles y militares.

La celebración pasional de la capital no posee un estilo definido claro en cuanto a la forma, fisonomía e idiosincrasia de sus cofradías en la calle. Quizás en esta particularidad reside la propia riqueza intrínseca de la Semana santa de Ciudad Real: en la combinación de diferentes estilos, según cual es la cofradía que realiza su “Estación de Penitencia”, ya que el espectador puede presenciar desfiles procesionales con ciertas tendencias castellanas, otros con claras influencias andaluzas, e incluso, alguna con algún que otro tinte levantino.

Está declarada de Interés Turístico Nacional desde el año 2006, constituyendo una de las grandes fiestas anuales de la ciudad, siendo la única de todas que ostenta esta declaración. En esta semana, cada una de las hermandades de la capital se transforma en cofradía abandonando sus Templos de culto y sus casas de hermandad para salir a la calle y hacer protestación pública de fe por la ciudad, siendo éste el principal culto externo de las mismas, pero cuentan con numerosos cultos internos a sus titulares a lo largo del año.

La Comisión Permanente de la Asociación de Cofradías de Semana Santa de Ciudad Real es el órgano encargado de la regulación del conjunto de procesiones de la Semana Santa, que junto con el Ayuntamiento de Ciudad Real son los encargados de poner a disposición de las hermandades todos los medios necesarios para el perfecto desarrollo de las salidas procesionales de las hermandades de Pasión de Ciudad Real.

A pesar de que no existe un recorrido oficial establecido dentro de Ciudad Real por donde discurren las cofradías, como ocurre en otras localidades de la geografía española, si existe uno oficioso por el que pasan todas y cada una de ellas: es el tramo comprendido entre la Plaza Mayor de Ciudad Real y el paseo del Prado donde se establece la Santísima Iglesia Prioral Basílica Catedral, en ambos sentidos. Por ello, todas las cofradías completan sus recorridos desde sus templos o el guardapasos de Semana Santa hasta dicho tramo para iniciar su vuelta tras este paso.

La Semana Santa se lleva celebrando en Ciudad Real en la semana del primer plenilunio de la primavera desde hace siglos, lo que da muestra de su antiquísima tradición basada en celebraciones paganas anteriores al Cristianismo. Como muestra de ello, se podría citar como ejemplo, la Hermandad de la Soledad, que realiza su recorrido procesional en la tarde del Sábado Santo, de la que se tiene constancia de su existencia desde el año 1565. Pero, no obstante, el origen y la existencia de las cofradías en Ciudad Real es anterior a esta fecha, aunque estas se encuentren ya desaparecidas.

Por ello, las cofradías de Pasión de Ciudad Real se podrían dividir en tres grandes grupos:

A). Aquellas cuya existencia perdura por siglos, como por ejemplo la Hermandad del Santísimo Cristo de la Caridad de la Parroquia de Santiago, que celebró recientemente el IV centenario de su fundación, o la Hermandad del Santísimo Cristo de la Piedad, cuya conmemoración se realizará el próximo año 2016.

B). Hermandades cuya fundación se remonta a los años inmediatamente posteriores a la Guerra Civil Española, bien para alimentar un nuevo espíritu cofradiero en nuestra ciudad, como es el caso de la Hermandad del Silencio (1942), o bien para la reorganización de hermandades de carácter gremial, como la Hermandad del Encuentro, del gremio de los ferroviarios (1946), y

C). Hermandades de nuevo cuño fundadas en las tres últimas décadas coincidiendo con un periodo de resurgimiento de nuestra celebración pasional, como son los casos de la Hermandad de Penas, fundada en 1992, o de la Hermandad del Prendimiento, la más neófita de las que conforman la Asociación de Cofradías de Semana Santa de Ciudad Real, fundada en 1999.

Todas las cofradías de Ciudad Real poseen un rico patrimonio que ponen en la calle los días de Semana Santa, que durante el resto del año se encuentran en los Templos, las casas de Hermandad o en casas particulares. La mayoría de él es posterior a la Guerra Civil española, acontecimiento en el que se perdió gran parte de las posesiones de las hermandades. La Semana Santa de Ciudad Real posee una rica imaginería, destacando aquellas tallas realizadas por los grandes imagineros españoles del siglo XX, tales como los sevillanos Antonio Illanes Rodríguez o Antonio Castillo Lastrucci, el conquense Luis Marco Pérez, José María Rausell Montaña y Francisco Llorens Ferrer, Claudio Rius o Faustino Sanz Herranz. En cuanto al arte de la orfebrería y del bordado las hermandades de Ciudad Real van poseyendo un rico patrimonio digno de admirar y que supone un verdadero museo en la calle, de hecho el visitante lo puede confirmar desde el primer momento que entra en contacto con las cofradías de nuestra ciudad.

En las tres últimas décadas la Semana Santa de Ciudad Real ha experimentado una enorme transformación en el seno de la mayoría de sus cofradías y hermandades en donde ha tomado una enorme fuerza el concepto de “hermandad durante todo el año”, lo que ha provocado un enorme fortalecimiento a nivel interno en su vida de hermandad, con el desarrollo de un gran número de cultos internos, activación de la caridad como fin de cada hermandad y organización de innumerables actos de tipo cultural y formativo para sus hermanos. Asimismo, muchas hermandades de la capital se encuentran muy involucradas en la vida diaria de Ciudad Real, llegando a ser grupos muy activos dentro de la misma a través de la participación en un gran número de actos y festividades que tienen lugar en la ciudad a lo largo del año.

Además, del motivo anteriormente citado, han contribuido varios factores más para que la Semana Santa de Ciudad Real viva años de bonanza como es el caso de la introducción de la figura del hermano costalero o simplemente costalero en las cofradías de pasión de Ciudad Real, generando, además del beneficio directo de “humanizar” los pasos de Semana Santa, ser un medio muy útil para la inserción de la juventud en el seno de las cofradías y hermandades teniendo continuidad con la fundación de distintas bandas y la formación de los cuerpos de acólitos, colectivo éste de reciente inserción.

En este sentido fruto de la evolución significativa desarrollada por las hermandades y cofradías de Ciudad Real, el periodo de la cuaresma se presenta en la actualidad en Ciudad Real como un tiempo preparatorio de las distintas “estaciones de penitencia de las hermandades” en el tienen lugar un sinfín de cultos, actos, charlas, conciertos, pregones, etc., organizados por las mismas y por la Asociación de Cofradías de Semana Santa de Ciudad Real.

Semana Santa Daimiel

Semana Santa en Daimiel

Todo ello se ha visto favorecido últimamente por la implicación de las distintas administraciones públicas, y concretamente, del Excmo. Ayuntamiento de Ciudad Real, con la realización para ello de distintas campañas de promoción de la Fiesta y de las posibilidades turísticas y gastronómicas que ofrece Ciudad Real durante estos significativos días, configurando una oferta global de Ciudad Real dentro del sector turístico nacional e internacional.

La Pasión según Daimiel…

Es difícil contar la Pasión de un pueblo, de un pueblo como Daimiel que siente y vive su Semana Santa de forma singular, especial. Uno de los aspectos más destacados es la celebración de la Pasión, Muerte y Resurrección de nuestro Señor de forma cronológica, según acontecieron los hechos. En una ciudad de más de 18.000 habitantes, 11.000 forman parte de los listados oficiales de las distintas cofradías daimieleñas… Más de 400 años, demostrando que tradición y religiosidad caminan íntimamente unidas. Sentimientos, emociones y la vivencia de la fe son parte esencial de la Semana Santa de esta localidad manchega enclavada en la provincia de Ciudad Real. Localidad orgullosa de poseer uno de los espacios naturales más emblemáticos: el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel.

Dos parroquias posee Daimiel, Santa María La Mayor y San Pedro Apóstol. Dos lugares muy bellos declarados Bien de Interés Cultural, que se constituyen como sedes canónicas de la mayoría de las cofradías y hermandades daimieleñas. Además del Convento de los Padres Pasionistas y de la Ermita de Nuestra Señora de la Paz, sedes de otras dos cofradías. En total ocho hermandades de Pasión configuran nuestra Semana Santa. Todas ellas amparadas y coordinadas bajo otra entidad: La Junta de Hermandades.

Pero antes de entrar en la celebración del Triduo Pascual,… es conveniente destacar que Daimiel se prepara para su Semana Grande. Durante estos días previos, otra realidad paralela es la que se vive en la mayoría de los hogares y en las calles daimieleñas: las familias se reúnen y preparan los dulces típicos de estas fiestas: barquillos, las aquí llamadas “roscoutreras” flores y las tradicionales rosquillas. Además es el momento se sacar, planchar, probar y preparar túnicas, capillos, rosarios, capiruchos que han permanecido guardados durante todo el año.

Y casi sin darnos cuenta, amanece el Domingo de Ramos… nuestros sacerdotes bendicen los ramos de olivo, las palmas… suele ser una mañana de sol donde los niños son los auténticos protagonistas. Es un día de todos y para todos y en especial para los niños ilusionados, felices, sonrientes y ataviados con las indumentarias de todas las cofradías. Todos nos disponemos a acompañar al Señor Triunfante. Un magnífico paso de misterio cierra el cortejo, paso donde el Señor Victorioso entra en Jerusalem subido a lomos de una “Borriquilla” rodeado de mujeres, niños y del apóstol San Pedro. (Obra de los Hermanos Rivas en 1948).

Lunes, martes y miércoles son días de gran actividad en las parroquias y sedes canónicas: las cofradías preparan sus atributos y enseres, los pasos son preparados minuciosamente, se ultiman los detalles organizativos de cada procesión. Y llega uno de los días del año más esperados por todos: el Jueves Santo.
Por la tarde, en todas las iglesias y conventos, se celebran los santos Oficios de la Cena del Señor. Celebraciones muy concurridas y participativas por los fieles daimieleños.

Y a las 20,30 horas, podemos decir que comienza la Pasión del Señor en la calle. Pasión cronológica. Los hermanos coloraos, de capa blanca, comienzan su andadura desde la Parroquia de San Pedro. Hermandad que pone en la calle cinco pasos, de gran belleza plástica y visual. Tras la Cruz Guía, abre el cortejo la Santa Cena (obra de Adrián L´Abadie en 1996), le sigue el magnífico paso de misterio de la Oración en el Huerto (Obra de los Hermanos Rivas en 1945). Después de este momento de soledad y abandono, el Señor es Cautivo (obra de Antonio José Martínez Rodríguez en 2012). Y llega el que es el momento más emblemático, especial y más esperado de la noche… la salida del Titular: Santísimo Cristo de la Columna (obra de José Gutiérrez y los 3 sayones obra de los Hermanos Rivas en 1946). Detrás de su hijo azotado, la madre, también Titular de la Cofradía, Nuestra Señora de la Amargura, preciosa dolorosa portada a hombros de sus hijos coloraos. (Obra de Antonio Castillo Lastrucci en 1952).

Trascurre la madrugada, Daimiel apenas duerme…

Semana Santa Daimiel

Semana Santa en Daimiel

Auténticos ríos de nazarenos moraos, suben hasta la Iglesia de la Paz. Ocho pasos, configuran la procesión del Viernes Santo por la mañana. Respetando la cronología de la Pasión, el Niño Jesús (autor y fecha desconocidos) ataviado de morao y con corona de espinas, es el primer paso que abre el cortejo. A continuación la Coronación de Espinas (obra de Darío Fernández Parra en 2015). Después suceden los siguientes pasos de misterio: Jesús ante Pilato (obra de José Rabasa Pérez en 1957), Jesús ayudado por el Cirineo (obra de Faustino Sanz Herranz en 1984), y Jesús habla a las Mujeres de Jerusalem (obra de Faustino Sanz Herranz en 1973). Tras el Encuentro con el Titular, se incorpora la Verónica (obra de Francisco de Pablo en 1942). No hay palabras para describir la salida del Titular: Nuestro Padre Jesús Nazareno (autor y fecha desconocidos). Al amanecer y con el primer rayo de luz, asoma al pretil de la Iglesia de la Paz, suenan los acordes del Niño Perdido. El corazón en un puño y las lágrimas recorren muchas mejillas de los allí presentes. Esta imagen en la de mayor devoción en Daimiel, tanto en Semana Santa como durante el resto del año. Sólo decir que miles de nazarenos moraos lo acompañan cada Viernes Santo por la mañana. Y tras Él, su madre, tras encontrarse, se incorpora la Virgen del Primer Dolor (obra de Luis Álvarez duarte en 1990).

Llega la tarde, la hora nona, momento de la Crucifixión. Cinco pasos nos representarán en la calle estos momentos trágicos de la Pasión. Abre el cortejo, San Juan Evangelista (obra de Rivas en 1944), sucede la Elevación de la Cruz (obra transformada por Germán Romero del Hombrebueno en 1956), a continuación María Magdalena (obra de José Rivas en 1944). Y llega el momento del Titular: El Santísimo Cristo de la Expiración (obra anónima del siglo XVII). Sale de su Parroquia a los sones de la Marcha que lleva su nombre. Impresionante talla del Cristo que es portado por sus hermanos blancos. A nadie deja indiferente. Le acompaña, bajo palio, la también Titular de la Cofradía: Nuestra Señora de los Dolores (obra de Francisco de Pablo en 1946).

A las 21 horas, y una vez abiertas las puertas de la Parroquia, filas de nazarenos negros asoman al pretil de San Pedro. En primer lugar y a los sones de “Divino Consuelo”, esta bella Imagen de Castillo Lastrucci abre el cortejo; se trata de Cristo clavado y muerto en la Cruz. A continuación el Señor es descendido y puesto en manos de su madre, en los brazos de Nuestra Señora de la Piedad (preciso grupo escultórico de Antonio Castillo Lastrucci en 1960 sobre paso de Manuel Guzmán Bejarano). A los sones de la marcha fúnebre Sexto Dolor, la Virgen, triste mira a su hijo inerte y lo sostiene. Y llega otro de los momentos más sobrecogedores de nuestra Semana Santa: La salida del Santísimo Cristo del Sepulcro (obra de Antonio Castillo LAstrucci en 1942), donde el Cristo yacente es escoltado por dos ángeles que acarician la urna.
De seguido la Hermandad de los Corbatos pone Cruz Guía en la calle. Primero es el paso del Regreso del Calvario (obra de Luis Medina en 1992) es el que abre el cortejo. A continuación la Titular que da nombre a la Cofradía: Nuestra Señora de la Soledad (obra atribuida al artista local Juan D´Opazo en 1942/3).

Es Sábado Santo, la Virgen sigue sola en su dolor, esta vez la llamaremos María Desolada. Pero no estará sola porque pronto sus hermanos capuchinos la acompañarán por la noche. Junto a Ella, rezarán los Siete Dolores. Delante, los hermanos portan a hombros al Cristo de la Buena Muerte (Talleres Garín en 1985), a continuación visualizamos el paso alegórico que resume toda la Pasión: Paso del Calvario (obra de José Rivas en 1968 y Divino Niño de la Pasión de José María Leal). Cierra el cortejo la Madre María Desolada (obra de José Rabasa Pérez en 1952), Reina de los Mártires.

Acabada la procesión, en los templos nos disponemos a celebrar la Vigilia Pascual.

Y llega el Domingo de Resurrección, la alegría se apodera de nuestros corazones, pues el Señor ha resucitado. Lo celebramos también en la calle con la procesión que organiza la Junta de Hermandades, donde acompañamos al Señor Resucitado (1983) los penitentes de todas las cofradías pero sin capillo.
Con esta alegría y dando gracias a Dios por habernos permitido de nuevo vivir su Pasión, Muerte y Resurrección, de repey sentimiento.

Texto: César Pedrajas, Ciudad Real. Marcelino Ruiz de la Hermosa Gómez Cambronero, Daimiel

Fotos: Facilitadas por ambos autores