La PraditoJuan Carlos Reina Lozano tenía 14 años cuando empezó a trabajar en el restaurante de su hermano: “La Mancha”. Hoy es dueño de cinco bajo el nombre de “La Pradito” en honor a su madre, ya fallecida.

El primero nace en el 2011 frente al Hospital General y la idea es cubrir las necesidades de unos clientes propios de la zona, la mayoría de fuera de Ciudad Real, que acudían al hospital y necesitaban un local donde comer bien, en poco tiempo y por poco dinero. Además, clientes que agradecen la comida casera. Así la oferta se basa en dar una gran relación calidad-precio y un servicio muy rápido, pues son clientes muy escasos de tiempo. En sus inicios empezó con una oferta de chocolate, churros y desayunos, para continuar, a lo largo del día, con bocadillos y, al poco tiempo, ofrecer un plato de cuchara. Ni siquiera menú del día. Pero ante la mucha demanda de un segundo plato se da el paso al menú diario, que hoy es un éxito: siete primeros y cinco segundos, postre, pan y bebida, por nueve euros. Y siempre comida casera, abundante y de gran calidad.

Una vez comprobado el buen funcionamiento de este primer restaurante, Juan Carlos ve que acaba de dar con “la tecla adecuada”. Busca una zona similar en Ciudad Real para montar su segundo y lo encuentra en Merca Ciudad Real. Su éxito es inmediato al utilizar la misma filosofía, por lo que le lleva a montar un tercero en la Biblioteca pública, aunque en ese caso de la mano de su esposa, Raquel Serrano Velázquez, que deja su trabajo con una excedencia y pasa a apoyar plenamente, y sin reparos, el sueño de su marido.

Le sigue el pasado mes de diciembre el cuarto “Pradito”, en Miguelturra, y finalmente, en plenas Navidades, acaba de abrir sus puertas el quinto en cinco años, aunque ya distinto en menú pero no en planteamiento general. Se encuentra frente a los Juzgados donde el cliente de la zona es distinto ya que tiene más tiempo para disfrutar de la comida, por lo que se ha subido un poco el listón y cuenta con una carta. Además, y muy importante, ha hecho una gran apuesta potenciando mucho el vino, de forma que sólo se cobrará el “descorche de la botella”, por lo que su precio final será, aproximadamente, un tercio de lo que sería en cualquier otro restaurante.