Icono sexual en los años 90 perteneciente a una de las sagas de actores más emblemáticas de Hollywood, la actriz
se retiró hace más de una década del mundo de la interpretación.

La nieta de Henry Fonda, hija de Peter Fonda y sobrina de Jane Fonda no fue una actriz exenta de talento ni desmereció el prestigio de su apellido, imponiéndose a los prejuicios y las odiosas comparaciones. Debutó en el cine
siendo una niña y de la mano de su padre en la mítica ‘Easy Rider’ (Dennis Hopper, 1969), aunque su estreno oficial, con 21 años, se produjo en la olvidable comedia romántica ‘You Can’t Hurry Love’ (Richard Martini, 1988).

En los aproximadamente 15 años que se mantuvo en activo, trabajó a las órdenes de directores tan prestigiosos como Francis Ford Coppola (El Padrino III’), Bernardo Bertolucci (‘Pequeño Buda’) o Paul Schrader (‘Touch’). Tras ir desapareciendo poco a poco, limitando sus apariciones a algunas colaboraciones especiales en series de televisión.
Fonda tuvo en 2003 un grave accidente de coche en Los Ángeles en el que sufrió una fractura de vértebras. Un mes después se casó con el compositor Danny Elfman (habitual colaborador de Tim Burton), y decidió no volver a pisar los escenarios. En los últimos años sólo se ha dejado ver en algún acto acompañando a su marido.