Miguel Alberdi - Decorador

Miguel Alberdi. Decorador

Son diversos los motivos por los que podemos encontrarnos frente al reto de tener que decorar un pequeño apartamento: bien porque lo hemos elegido como lugar ideal para vivir, bien porque no nos queda más remedio que vivir en él por falta de algo mejor. En ambos casos se nos planteará el mismo problema: ¿cómo me voy a desenvolver entre estas cuatro paredes? ¿En dónde meto todo lo que tengo?

Vayamos por partes. El espacio no es sólo algo matemático (una mesa de 130 centímetros de ancho no cabe en 120 centímetros de hueco), sino también algo psicológico: todos hemos sido objeto de esa imagen de habitación vacía en la que parece que no cabe nada y después se llena de muebles y, aún, sigue sobrando sitio. Por eso, para que psicológicamente nos parezca más grande debemos empezar por utilizar los colores más adecuados, que son los claros. El blanco amplía visualmente el espacio al contrario que lo colores oscuros, o los cálidos demasiado fuertes o brillantes.

Una habitación pintada de blanco se nos abre, se expande, nos recibe con más alegría.

Pero no nos engañemos, la pintemos de blanco o de negro, sus medidas siguen siendo de 40 metros cuadrados. Por eso cuando nos movamos en espacios pequeños debemos tener en cuenta importantes factores.
Por ejemplo, las puertas. Debemos olvidarnos de las puertas tradicionales y pensar en las correderas. Así podemos abrir o cerrar espacios sin ocupar prácticamente nada de la superficie al evitar los giros de las puertas tradicionales y los lugres muertos que estas determinan. Y pueden instalarse en cualquier dependencia: salón, cocina, baño, dormitorio…En un pequeño apartamento la puerta corredera es el arma secreta.

Pero no terminan aquí los problemas: debemos olvidarnos de los muebles convencionales, tanto por sus medidas como por sus diseños. No nos queda más remedio que buscar muebles pequeños, de diseños plegables y con piezas que puedan eliminarse o sumarse según necesidades: camas y sofás plegables, sillas y taburetes que se recogen una vez utilizados, muebles polivalentes…., en fin, todo aquello que se amolda a la excepción de lo excepcional.

Porque una regla de oro para decorar y amueblar un apartamento es que no nos comamos el espacio, que podamos circular libremente y sin obstáculos por él. De ahí que, a la hora de amueblarlo, tengamos también en cuenta que sólo debemos montar lo estrictamente necesario para las funciones que vamos a desarrollar: dormir, comer, trabajar….

Las camas, por ejemplo, muestran varias opciones que nos facilitarán la distribución de espacios: se pueden abrir en vertical y en horizontal, y cuentan con multitud de medidas. Y, por supuesto, podemos encargar muebles a la medida de los espacios exactos que tengamos.

Todos hemos visto en alguna ocasión cómo un dormitorio se convierte en un salón con sólo recoger una cama, que se convierte en un armario, y una mesilla en mesa de trabajo.

Finalmente podemos utilizar los tabiques para delimitar espacios. Existen muchas posibilidades técnicas, de materiales fáciles de manipular, que nos pueden ayudar a convertir un pequeño apartamento en un lugar muy acogedor, habitable e, incluso, espacioso.

Todo es cuestión de sabérselo montar.