La I Feria del Marisco Gallego pasó por La Solana como un pequeño tsunami. La carpa instalada en la Plaza Mayor por la empresa Finisterrae Catering ha sido un hervidero entre el jueves 14 y el domingo 17 de febrero, con público de la localidad y de otros municipios vecinos. Tal ha sido la afluencia que el promotor de esta cita itinerante, el empresario Carlos Padín, no ha dudado en calificar su presencia en La Solana de “un éxito total”. “Tengo que hacer un balance muy positivo, estamos muy contentos del evento”. Admitía que el tiempo ha acompañado, con temperaturas casi primaverales que han ayudado a que la gente se eche a la calle, y que todos han colaborado. “Hemos hecho una comunión con los bares de la plaza y hemos conseguido hacernos un hueco junto a ellos”.

El pulpo ha sido el rey, como en casi todas las ferias a las que acuden. Pero también las ostras, que en muchos sitios no tiene tiro “y en La Solana sí ha salido mucho”. Vieiras, percebes, bogavantes, gambas, zamburiñas, nécoras y mejillones han sido también muy demandadas, amén de los arroces con marisco.

El empresario gallego no ocultaba su satisfacción por la alta asistencia todos los días de la feria, incluido del jueves por la noche. Y cree que todos han salido beneficiados, en referencia al resto de hostelería de la Plaza Mayor. Muchos de ellos pedían comandas de marisco a sus clientes para llevárselas directamente a sus locales. “Lo hacemos en todas las plazas donde vamos”. “Había momentos que teníamos tantas comandas para nuestra carpa como para los colegas de la plaza”. Además, no tocan licores, copas, combinados ni cafés. Sólo vinos gallegos y cervezas.

La asistencia ha sido masiva de público solanero, la mayoría de la clientela. Pero Carlos Padín destacaba la alta presencia de público de la comarca. “Hemos tenido gente de Manzanares, de Valdepeñas, de Infantes, de Membrilla o de Moral de Calatrava”. Asegura que tenía ganas de venir a La Solana y se mostró muy agradecido por la acogida y el trato recibido, “tanto del Ayuntamiento como de los hosteleros y los vecinos”. “Amenazamos con volver”, concluía.